hipócrita una justicia que tras más de diez años de inquisición consigue anular la voluntad de un hombre, de un ciclista.
nadie quiere sus títulos. Lance Armstrong no dio positivo en ninguno de los múltiples controles antidopaje. únicamente sospechas: no se podía ser como él.
volver al pasado para buscar justicia se parece demasiado a una caza de brujas por parte de los burócratas de la USADA.
de todas maneras, como dice Pedro Horrillo hoy en EL PAÍS, "pase lo que pase con él y con sus siete Tours de Francia, (1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004 y 2005) yo siempre lo recordaré como el Grande —con mayúsculas— ..."
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