Un amigo me contaba en facebook las suyas (y las mías, para qué negarlo) acerca de un poeta que cuenta que nos da una canción con sus dos manos, manos que son "las mismas de matar." Un tío que nos da una canción como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla.
Parece raro que hablando de guerra, de conceptos absolutos como "patria" o relativos como "guerrilla" nos emocionemos en la Europa en la que vivimos.
Sin embargo, la solución de todo llega al final, como siempre. Porque el que canta, Silvio, nos da la canción como nos da el amor. Con pasión. Vale que la pasión no lo justifica todo, porque pasión es dolor y es agonía. Pero es que, en su pasión, en la del poeta, consigue darnos no una guerrilla, ni una patria, ni un himno, sino tan solo una canción para abrir una puerta.
Para recordarnos que hemos oído lo que nunca nos han dicho.
Para recordarnos que hemos dicho lo que nunca hemos pronunciado.
Para recordarnos que lo que se da, se da como se da el amor.
siempre se me ha ajustado mucho esta canción.
ResponderEliminarHoy la he puesto ahí porque me lo pedía el cuerpo, aunque sé que no llegará a donde la mando
siempre llegan.
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